Me gusta escribir en el blog, pero me gustaría más que algún editor me diese un poco de espacio en un periódico. Y que me pagase por ello.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Nadie tose al ejército egipcio

Texto publicado hoy 19/11 en Berria sobre las bondades del ejército egipcio, antes de los acontecimientos de las últimas horas en El Cairo


El grupo conocido como los oficiales libres tomó el poder en Egipto a través de un golpe de estado en 1952. Derrocaron al rey Faruk, que había gobernado el país como títere de los colonos británicos, con la intención de independizarse de la dominación extranjera (entonces británica) que ha caracterizado la historia del país del Nilo. Mohamed Naguib, Náser, Sadat y Mubarak, todos militares, han conducido la nave desde hace casi 60 años y hoy, pese a la mundialmente aclamada revolución de la plaza Tahrir del pasado invierno, un militar sigue al mando.

No se conocen los detalles de la reunión entre Hosni Mubarak y Mohamed Tantawi, líder de las fuerzas armadas, cuando el último forzó al primero a dimitir el pasado 11 de febrero ante las multitudes de egipcios que se congregaban sin descanso pidiendo su renuncia. El papel del ejército, que se negó a atacar a los manifestantes, fue clave para derrocar la presidencia de quien estuvo al cargo del país durante 30 años y la comunión con el pueblo fue total. Tampoco se conocen las intenciones reales de Tantawi por aquel entonces, pero la unión entre la institución y el pueblo ha ido cayendo a medida que han pasado los meses. El egipcio medio ha dejado de creer en la revolución.

Juicios Militares
Uno de los primeros que advirtió contra el ejército, un joven pacifista llamado Maikel Nabil, está hoy en prisión. Nabil comentó en su blog, el 7 de marzo, que "el ejército abasteció a la policía de armas para aplacar a los manifestantes de la revolución". También escribió que se había acabado con Mubarak, pero que "la dictadura continuaba". El joven fue condenado a tres años de prisión por un tribunal militar y su vista se ha pospuesto varias veces. Maikel es de los pocos en Egipto que no es antiisraelí, cosa que para su amigo y colega Ahmed Zidan le condena: "muchos activistas han sido liberados, pero con Maikel tienen una fijación", asegura. Maikel, que supuestamente lleva semanas en huelga de hambre, fue incluso trasladado a un hospital psiquiátrico, pues las autoridades militares querían hacer creer que está loco. "Siempre nos han mentido sobre Maikel y su caso sigue posponiéndose", se lamenta Zidan, que fundó una web (mideastyouth.com) donde jóvenes de Oriente Medio escriben sus impresiones y donde Nabil sigue publicando desde la cárcel.

El caso más sonado de activistas encarcelados por el ejército, que superan los 12.000, es el de Alaa abd el Fatah, que escribe contra el régimen en su blog desde 2004. Las autoridades militares le acusan de "incitar a la violencia" el día de la muerte de 26 cristianos coptos que protestaban contra la quema de una iglesia en el sur de Egipto. Hasta la fecha no se han depurado mayores responsabilidades por lo sucedido el 9 de octubre, pero las imágenes demuestran que blindados del ejército atropellaron a los manifestantes. Aquel día, la televisión pública llamo a los ciudadanos a salir a la calle "para defender al ejército del ataque de los cristianos". Alaa se encuentra en prisión provisional y se ha negado a responder al fiscal o negociar su libertad porqué asegura que no es culpable. Su caso ha indignado al movimiento activista egipcio y es visto como una clara amenaza a los revolucionarios.

Tests de virginidad a mujeres detenidas durante una manifestación en abril; censura mediática; excesivo uso de la fuerza contra manifestantes pacíficos; asaltos a iglesias y otros enfrentamientos sectarios sin resolver; torturas; falta de seguridad... Demasiadas dudas en el haber de una institución que ha convertido la transición en una marea convulsa de acontecimientos.

El poder del ejército
El ejército egipcio es una institución cerrada. "El problema es que las cuentas no son transparentes", contaba Robert Springborg, que fue director del Centro de Investigación Americano en Egipto entre 2000 y 2002, a la versión inglesa del periódico independiente Al Masry Al Youm. Springborg argumentaba que "los intereses económicos del ejército pesan mucho en la toma de decisiones". Efectivamente, las fuerzas armadas, a través del Ministerio de Producción Militar y el de Defensa, poseen negocios civiles como embotelladoras de agua, indústrias electrónicas, navieras, construyen carreteras de peaje, poseen tierras... Springborg, uno de los mayores investigadores sobre la institución, zanjaba la cuestión: "quieren un parlamento débil y un presidente que no amenaze su autoridad, trataran de asegurarse de que no estarán subordinados a nadie".

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