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jueves, 15 de diciembre de 2011

Los nubios van a votar

Nueve provincias más acuden, entre ayer y hoy, a las urnas de las elecciones parlamentarias en Egipto. Entre ellas la de Aswan, al sur del país, donde vive parte de la comunidad nubia, expulsada de sus tierras por la construcción de la gran presa de Aswan.

Hasan Abd el Hafez llega a la escuela electoral un poco descolocado, no sabe muy bién qué es lo que tiene que hacer. De repente se pone a charlar con un amigo -aquí se conoce todo el mundo-, y acude a unas mesas de 'apoyo' situadas a la sombra de un árbol, enfrente del colegio. En la mesa, un hombre que tiene unas listas con el censo electoral le dice en que aula debe votar y le espeta a hacerlo por el partido salafista Nur - Islam ultraconservador-. Hasan vive en Aswan Occidental, el asentamiento nubio al oeste del Nilo de la famosa ciudad del sur de Egipto.

Ya de camino a las urnas, otro amigo para a Hasan para recordarle que tiene que marcar la casilla del candidato número uno, el del partido Justicia y Libertad de los Hermanos Musulmanes. La escena sucede a escasos tres metros de los cuatro soldados que controlan la seguridad de la estación electoral, que parece que no quieran ver ni oir las presiones recibidas por los ciudadanos antes de depositar sus votos. Hasan accede al centro, ya libre de presiones, y vota a quién cree. "He votado a los Hermanos porque van rectos, sin titubeos", explica Hasan, quién desconoce el programa electoral y sólo es capaz de enumerar cuatro de los 52 partidos que se presentan. "De todas maneras, a los nubios no nos interesan demasiado estas elecciones", concluye el cocinero del único hotel situado en la zona nubia de Aswan.

Una de las personas que ofrece su 'apoyo' delante del colegio, Jalal Abd el Halil, cuenta que la gente "sabe todo sobre las elecciones porque los candidatos han ido casa por casa a hablar con las familias". Lo que no explica es que eso es cierto, pero sólo en el caso de los partidos más fuertes y asentados en el territorio, es decir, los islamistas. Jalal también dice que la mayoría de la gente no va a votar "porque los nubios lo que quieren es tranquilidad y volver a sus tierras", y asegura que mucha gente aquí "tiene miedo porque todavía creen que hablar de política significa que vendrá la policía a reprimir".

La vida en este asentamiento, que se alarga 15 kilómetros y cuenta con unos 22.000 habitantes, es tranquila y relajada. Campos de cultivo a la orilla del río, paseos en faluca -barca de vela- para turistas, cría de animales y paseos en camello representan la base económica de una población desplazada de su tierra original por la construcción de la gran presa de Aswan y la inundación de sus tierras ancestrales. Cuando la presa se terminó de contruir en 1970, el 25% de los nubios se quedaron en Egipto y el 75% se movieron al norte de Sudán. Los de Egipto, segregados, se sienten mayoritáriamente tratados como ciudadanos de segunda y reciben una pequeñísima parte del pastel en el turismo y la industria.

Basam Bustawy, un jóven de 23 años que tiene tres barcas de recreo, dice que acudirá a las urnas. Más que por él, cuenta que lo hará porque así lo hará también su amigo Ali y su hermano. "Lo primero es escoger a un nubio y después mirar el programa", espeta. Basam expone que el problema es que la comunidad nubia está segregada en distintos distritos electorales y que eso hace difícil que sus candidatos, que se presentan como independientes, puedan ser elegidos. "El antiguo gobierno nos separó para evitar problemas, pero nosotros queremos estar juntos y volver a nuestras tierras, a orillas del lago -lago Náser, inundado por la gran presa de Aswan-".

No todo el mundo habla de volver a su tierra, o en su defecto a orillas del lago, pero se palpa que los nubios, negros de piel y con sus propias lenguas, se sienten desplazados. "Cuando nos echaron de nuestras tierras, Náser nos dijo que eramos unos héroes y que gracias a nosotros la electricidad llegaría a todo el país. Lo cierto es que fallaron en sus promesas, no recibimos ayudas e, irónicamente, pagamos más de electricidad que en El Cairo", arguye Basam, que desea que 'los egipcios' no interfieran en la vida de los nubios. Ellos representan, junto a los beduinos de la península del Sinaí, otro de los casos por resolver en el nuevo Egipto.

*En la foto, un joven reparte propaganda electoral ante el colegio en Aswan Occidental

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