Me gusta escribir en el blog, pero me gustaría más que algún editor me diese un poco de espacio en un periódico. Y que me pagase por ello.

lunes, 16 de mayo de 2011

Lo que sé de Egipto

Lo que sé de Egipto es más bien poco. Teniendo en cuenta que llevo apenas un mes y medio en el país y que mis movimientos se reducen a un par de barrios de El Cairo, incluso podemos decir que no sé prácticamente nada. Aún así, he tenido ya unas pocas experiencias que me ayudan a hacerme una idea de la dirección del viento en lo relativo a la sanidad y la administración del estado, además de haber recibido de buena mano algunas nociones sobre la educación.

El sistema educativo cambió con la llegada de los oficiales libres al poder en el golpe de estado de 1952. Gamal Abd El-Naser decidió universalizar la educación, hasta entonces restringida a las clases pudientes de la sociedad. Hoy, la Universidad de El Cairo supera los 150.000 alumnos y no es extraño ver a más de 100 alumnos por clase. Es la más grande, pero no la única pública de la ciudad, que también alberga la religiosa Al-Azhar o Ain Shams, entre otras. Lo positivo es que la universidad pública es a coste 0 para los alumnos, pero la carencia de recursos es evidente y la calidad de la enseñanza discutible, basada en "memorizar mucho y reflexionar poco", tal como explica el lector de Estudios Hispánicos, Juan Ruíz. Él mismo explica que una vez sondeó a sus alumnos (de letras) sobre si habían leído a Naguib Mahfuz (escritor egipcio ya fallecido y único Premio Nobel de Literatura en lengua árabe). Nadie alzó el brazo.

En lo relativo a la administración del estado, cuenta el periodista local Mohannad S. que hace unos años, una vez se acababa la carrera, el licenciado enviaba una carta con su título al estado y que éste colocaba sin más al interesado en el puesto público que considerase conveniente. El resultado de esta no política de colocación del funcionariado y su deficiente organización es la ineficiencia. Ésta se simboliza en la Mugamma (foto), edificio de corte estalinista situado en la plaza Tahrir que alberga a unos 18.000 funcionarios. Asegura Max Rodenbeck en su libro 'El Cairo: la ciudad victoriosa', que la media de trabajo efectivo de cada uno de ellos no supera los 30 minutos diarios. A mi, por ejemplo, en correos me estuvieron enviando de una oficina a otra durante una mañana entera para localizar una carta que todavía espero. Por supuesto, en ninguna de ellas se entretuvieron en buscar, preguntar a un compañero o mostrar algún atisbo de preocupación por el paradero de la misiva. Mohannad, que ha estado meses con quimioterapia por culpa de una leucemia, lleva tres años de papeleo para justificar su enfermedad y evitar el servicio militar.

Luego está la sanidad. No me he hecho ningún daño de momento, pero ayer una amiga tuvo un accidente cuando una moto la envistió por detrás yendo ella en bicicleta. Hannah tuvo la ocurrencia de llamarme, así que acudí al hospital para estar con ella y ayudarla en lo que fuera posible. Para empezar llegué antes que la ambulancia. Cuando ella llegó lo primero que hicieron, antes de ver al doctor, fue pedirle el dinero de la urgencia. Pese a no ser nada grave, la chica presentaba magulladuras por todo el cuerpo y una pequeña brecha en la cabeza que requirió de un par de puntos de sutura, además de la antitetánica. La sorpresa llegó cuando en el hospital nos dicen que no administran la vacuna, que nos derivan a otro hospital. Nos dirigimos, pues, al lugar indicado, pero en la puerta nos dicen que son más de las 21h y que los médicos se han ido a casa. Probamos con un tercer hospital, bastante grande, que tampoco administra la vacuna. Total, que tuvimos que comprar la dosis de antitetánica en la farmacia y 'pelearnos' con el personal del hospital para que le administraran la inyección, cuatro horas después del accidente.

La conclusión de todo esto es que es mucho mejor si no te pasa nada en Egipto, pero sobretodo que aquí hay mucho trabajo por hacer. Un estado avanzado es un estado eficiente en la administración, rápido en la sanidad y con una población educada, entre otras cosas. Por poner un ejemplo, aquí es prácticamente imposible ver a alguien en el metro leyendo algo diferente al periódico o el Corán, y así es muy difícil avanzar hacia una sociedad próspera. No obstante, y por buscar el lado positivo, creo que las cosas no eran muy diferentes en mi país bajo la sombra del dictador hace no tantos años. Con un gobierno digno dedicado al pueblo y no a sí mismo y una buena voluntad colectiva todo se puede solucionar.

1 comentario:

  1. Sergi, per portar només un mes i mig en saps molt!

    Et felicito per aquest últim post, molt i molt interessant!

    Mario

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