Pero no
fue hasta el el 12 de abril (2011), dos meses después de las revueltas, que Mubarak
fue formalmente detenido. Hasta entonces, el Consejo Militar que se había hecho
cargo del país no mostró ninguna intención de juzgarle. Tuvo que ser la demanda
popular, que llenaba por aquel entonces la plaza Tahrir cada viernes, la que
forzó la situación. Ni un supuesto ataque al corazón ni los 83 años del acusado
pudieron evitarlo.
Mubarak
ha sido juzgado por el asesinato premeditado de manifestantes pacíficos durante
los 18 días de manifestaciones -entre el 25 de enero y el 11 de febrero de 2011-
que acabaron con su reinado y por el que la acusación ha pedido la pena
capital. Otros cargos que pesan contra él son abuso de poder, acumulación de
riqueza y permitir la venta de gas a Israel por debajo del precio de mercado.
Junto al exraís, también están acusados sus dos hijos, el ex ministro del
interior y demás cargos del antiguo régimen.
Sayed
Fathi es, junto a otros seis letrados, abogado de las familias de 20 de las
víctimas mortales de la revolución, además de otros 56 heridos. Durante los
últimos meses ha lidiado con documentos, pruebas y testigos en la sala de vistas,
instalada en una academia de policía en las afueras del Cairo -curiosamente
llamada Hosni Mubarak-, para hacer justicia por los excesos de Mubarak y sus
secuaces durante los 30 años de presidencia. El problema es que el antiguo
régimen sigue más o menos ahí. Sayed Fathi nos da las claves del juicio:
Sí, es
un juicio correcto, acorde con la ley egipcia en todos los aspectos.
El Consejo Militar, al frente del país, ¿ha
puesto las cosas fáciles?
Mi impresión
es que aquellos que están en el poder ahora mismo no tenían ninguna intención
de juzgar a Mubarak. De todos modos, todo está en las manos del tribunal, no en
las del gobierno. Repito, yo creo que cuando Tantawi declaró no dijo la verdad (Mohamed
Tantawi es el líder del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que dirige el
país. En su declaración tenía que decir si escuchó de boca de Mubarak que se tenía que reprimir a los manifestantes
de Tahrir de cualquier forma).
Entonces, ¿por qué acabaron accediendo a
juzgarlo?
Hubo tres
razones que les obligaron a llevar a Mubarak ante los tribunales. De entrada,
la presión popular -la principal demanda popular después de la caída de Mubarak
era su juicio-. En segundo lugar, los temores del Consejo Militar ante una
posible intervención del Tribunal Penal Internacional, que visitó el país en
abril. Por último, porque Mubarak no
siguió las instrucciones de retirarse a Sharm el Sheikh y callar cuando dio una
entrevista al canal Al Arabiya diciendo que era inocente y que no había hecho
nada malo por el país. Aquello no gustó al Consejo Militar.
¿Qué me dice de la actitud del fiscal
general?
El 29
de marzo, antes del juicio, el fiscal general se reunió con una delegación
internacional de una asociación de derechos humanos, cuyo nombre no recuerdo, y
les dijo que no tenían pruebas y que por ello no iban a juzgarle.
¿Ha habido cooperación por parte de policía,
inteligencia y demás cuerpos y fuerzas de seguridad del estado?
Durante
la investigación, al principio, no hubo ninguna cooperación. Descubrí un
documento que aportó la oficina de seguridad del estado ¡del año 2009! en que
decía que los manifestantes quemaron un muñeco que representaba a Hosni
Mubarak, jefe del estado. Según ese documento, la revolución no había existido
y Mubarak no había abandonado el cargo.
Entonces, para el Ministerio del Interior,
¿quién mató a los manifestantes?
La
agencia de inteligencia envió una carta oficial diciendo que no tenían ninguna
información. Dijeron, como siempre, que los causantes de las muertes eran criminales
y agentes extranjeros.
¿Qué piden las familias de las víctimas?
Las
familias quieren, ante todo, que los asesinos no queden impunes. Piden la ley
del talión: "El que mata debe morir". También piden una compensación
económica, pero muchas familias sólo quieren que Mubarak muera.
¿Cómo llevan el proceso?
Su
situación es inestable, a veces están mejor y otras peor, pero en general no
confían en el proceso y temen que las muertes de sus familiares queden impunes.
Las pruebas presentadas durante el proceso,
¿son concluyentes?
Para
cualquier juicio hay un acusado principal, luego los testigos y las pruebas. El
problema es que Mubarak no es el actor directo de los asesinatos. No hay ningún
documento firmado que diga que Mubarak dio órdenes de matar a los manifestantes.
¿Usted cree que será condenado?
Según
las pruebas debería serlo, pero sólo el juez tiene la decisión. La condena
debería estar entre los 10 y 15 años.
¿Es optimista?
Yo sí,
tenemos una postura poderosa. Pero al mismo tiempo temo que sea declarado
inocente. Son demasiados crímenes que deberían ser condenados. Lo único que
puedo decir es que no me gustaría estar en la posición del juez, que al final
es el único que debe decidir si Mubarak es culpable o inocente.
Hablando del juez, ¿es de fiar o se puede
dejar influenciar?
El juez
tiene 40 años de experiencia y, conociendo a su círculo y su historial
profesional, puedo decir que confío en él al 100%. No tiene ninguna mancha. Eso
sí, si declara a Mubarak inocente, me quejaré formalmente.
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