Me gusta escribir en el blog, pero me gustaría más que algún editor me diese un poco de espacio en un periódico. Y que me pagase por ello.

viernes, 26 de octubre de 2012

Las calles de Alepo

En las calles de Alepo te sientes desnudo, frágil. Sabes que en cualquier momento puede caer un mortero y destrozarte la vida. Caminas por el lado de la calle en el que crees que pueden caer los proyectiles para que la metralla no te alcance, vas buscando con la mirada las entradas a los edificios para poder resguardarte. Al final, todo es cuestión de suerte.

Pero como siempre, llega la rutina. Te acostumbras. Por la mañana vas al frente a intentar conseguir una historia, unas imágenes. Cuando decides volver, te pasas por el hospital esperando no encontrar mucho dolor. Hay días que te revuelven las tripas.

Y los estruendos de la batalla se incorporan a tu vida y los asimilas. Si estás de broma y escuchas un estruendo, sigues con la broma. Es como si no hubiera pasado nada. Nadie le da ya importancia, ha sido lejos.

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