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lunes, 24 de octubre de 2011

Reflexiones de cristianos en Egipto

De unas charlas en profundidad con jóvenes cristianos surgió este reportaje, publicado en Berria


Una manifestación contra la quema de una iglesia en el sur de Egipto dejó 26 muertos el pasado 9 de octubre en El Cairo. Hablamos con jóvenes cristianos para que nos expliquen cómo ven su comunidad, su país y su futuro.


Un hombre cristiano resbaló mientras paseaba y cayó al Nilo. Un judío que andaba por allí le ofreció ayuda, pero el hombre se negó: "El Señor me salvará". Entonces un musulmán le tendió la mano, que el hombre rechazó mientras decía: "El Señor me salvará". Río abajo, unos niños que jugaban quisieron también salvar al devoto cristiano, pero este les aseguró: "El Señor me salvará". Finalmente aquel hombre murió ahogado y, al encontrarse al Señor en los cielos le dijo: "Señor, ¿por qué no me has salvado?". El Señor le contestó: "Te he enviado a un judío, a un musulmán y a unos niños, pero tú los has rechazado".

La madre de Kirolos Nathan le explicaba esta historia cuando era niño. Le intentaba enseñar así que la fe y la religión no pueden arreglar todos los problemas terrenales. Kirolos, un joven cristiano de 23 años que trabaja en el Instituto del Cairo para los Derechos Humanos, perdió a dos amigos en los graves incidentes que el nueve de octubre acabaron con la vida de 26 personas, la mayoría cristianos, y dejaron más de 300 heridos. Con la historia que su madre le contaba, lanza una flecha contra la reacción oficial de la iglesia copta ortodoxa cada vez que los cristianos egipcios son atacados: "El señor nos salvará". La iglesia decretó tres días de ayuno y rezo tras la masacre "para que Dios envie la paz a Egipto". Para el joven, eso no arreglará los problemas.

No por ello deja de criticar Kirolos las condiciones de la masacre. La llamada de la televisión estatal a la ciudadanía a salir a la calle y "defender al ejército del ataque de los cristianos" y las falsas noticias sobre la muerte de tres soldados dejan muchas dudas, todavía inaclaradas, sobre quién tiró la primera piedra y sobre la actuación del mando militar que dirige a Egipto en su teórica transición democrática. Más allá de eso, 26 muertos después, la manifestación que desembocó en tragedia era una señal inequívoca del hartazgo de la minoría cristiana hacia los reiterados ataques que sufre desde hace décadas, hacia la desidia de las autoridades para hallar a los culpables y hacia la débil respuesta política que en estos casos ofrece la propia cúpula eclesiástica. Una mezcla de elementos que han convertido a la minoría cristiana -sobre un 10% de la población egipcia- en una comunidad cada vez más cerrada, con menos contacto con sus conciudadanos musulmanes. Ni unos ni otros parecen conocer a sus vecinos y los puentes escasean.

Representación política y discriminación
Kirolos se desengañó de la institución eclesial siendo adolescente. Cuenta que en las elecciones del año 2005, su cura, después de misa, les decía que votaran a Mubarak. "El día de las elecciones salió el Papa Shenuda -máxima autoridad de la iglesia egipcia- en televisión mientras votaba, diciendo que lo hacía por Mubarak". Tiempo después Kirolos se unió a un partido político y también lo hizo un cura. "La iglesia dijo que el cura no debía implicarse en política, ¡cuando el papa pidió el voto a Mubarak!", explica resignado. El joven, que además es activista, sigue siendo creyente pero no quiere saber más de la iglesia. Para él, todo lo que está pasando a los cristianos se lo han buscado ellos: "Culpo al Papa, que nos ha forzado al silencio y a que Dios nos proteja, y a su discurso, que es en nombre de todos los cristianos, cuando hay muchos cristianos que están listos para hablar por si mismos".

Una parte de la culpa, sí, pero no falta tampoco la discriminación política y social que vive la minoría cristiana. Para construir una iglesia, por ejemplo, hay que hacer frente a una larguísima burocracia. Cuenta Kirolos que "hay que pedir permisos al Ministerio de Agricultura, a la compañía de aguas, a la de ferrocarril y pedir permisos a los musulmanes que viven alrededor del lugar previsto para la construcción". Además, las iglesias se financian con contribuciones privadas mientras que las mezquitas reciben dinero público y suministros gratuitos. Existen otras discriminaciones como la negativa de muchas empresas a emplear a cristianos o la distinción explícita en el documento de identidad por motivos de religión, que un cristiano no pueda acceder a los altos cargos del ejército, que un hombre musulmán se pueda casar con una mujer cristiana pero no al revés, sin que haya conversión de por medio, o que un cristiano se pueda convertir con facilidad al Islam pero no al revés. Todo ello sin contar que el artículo segundo de la constitución se refiere al Islam como la base de la legislación egipcia.

Para Nazif Adly, un comercial de 29 años del barrio cairota de Abasiya, la peor discriminación es "cuando a una mujer que no lleva el velo la identifican automáticamente como cristiana y le llaman puta, o cuando tu jefe te dice que vayas a rezar al Dios verdadero con él". A Maikel Moawad, un contable de Giza, al oeste de El Cairo, le rechazaron en una entrevista laboral porque el jefe no quería "una iglesia en su empresa". Pese a ello, saca su conclusión positiva cuando afirma que aquello le empujó a estudiar más y trabajar "para que en la siguiente entrevista no hubiera motivos para ser rechazado".

Una sociedad cerrada
El padre Cirilo es el líder de la comunidad cristiana de la isla del Nilo de Shuraniya, en la provincia sureña de Sohag. De los 15000 habitantes de la isla, unos 5000 son cristianos, que basan su vida alrededor de la iglesia, que lleva 15 años en construcción. Mientras un grupo de niños canta canciones religiosas en el templo, unos chavales juegan al ping-pong o al ajedrez en los recintos superiores, un grupo de chicas toma clases de inglés y el panadero cuece pan en el horno. Pese a ello, Cirilo insiste en que su comunidad vive y trabaja mezclada con la musulmana, pese a que reconoce que está "ansiosa por los problemas que hay a nivel nacional". El párroco atribuye todos los problemas a que en general "hay poco trabajo, poca inversión y pocas esperanzas de futuro". La gente le besa la mano cuando se le cruza y Cirilo ejerce de juez en las disputas que surgen en su isla. Es el guía, la máxima autoridad, el hombre más respetado. Todo pasa por la iglesia.

Maikel Moawad, quien es voluntario en la obra social de su iglesia, reconoce que la cristiana es una sociedad cerrada. "Crecemos en la iglesia, donde hacemos muchas actividades. Nos ofrece una vida social plena". En la universidad, afirma, los cristianos se buscan y se sientan juntos. "Por qué? Es un hábito. A veces nos molestan y preferimos permanecer juntos".

Nuevos tiempos, viejas excusas
Cuenta Nazif Adly que cristianos y musulmanes empezaron a distanciarse después del golpe de estado militar de 1952. Hasta entonces los cristianos "podían ser primer ministro", afirma, pero desde aquel momento" las iglesias y las mezquitas pasaron a controlar la vida de la gente y los cristianos empezamos a cerrarnos en nosotros mismos". Nasser y, sobretodo, Sadat y Mubarak, dice, "eran islamistas jugando a acallar a liberales y cristianos para mantenerse en el poder". El hecho es que la revolución egipcia no ha cambiado la situación, pues el ejército sigue enrocándose en el poder.

El primer gran ataque a la comunidad cristiana se produjo en 1981, cuando un rumor sobre la colocación de una bomba en una mezquita acabó con 17 muertos por enfrentamientos. El papa Shenuda se quejó entonces y fue destituido por Sadat, quien reprimió a la comunidad cristiana. Pocos meses después, tras la muerte de Sadat, Mubarak restituyó al papa a condición de que no entrase en política. Desde entonces se han sucedido los ataques a cristianos sin reacción y con pocos culpables ajusticiados. Entre otros, uno especialmente sangriento fue la bomba en una iglesia en Alejandría durante el último día de año nuevo, que dejó 23 muertos. El gobierno atribuyó a una mano extranjera la autoría de la masacre, igual que el otro día, pero existen muchas dudas y hay quienes culpan al entonces ministro de Interior, Habib el Adly, de su implicación en los hechos. "Una mano extranjera" de cara al interior y el "terrorismo islamista" de cara al exterior dieron a Mubarak las excusas necesarias para presentarse a sus ciudadanos y al mundo como el único capaz de aplacar los peligros del país.

Revolución y futuro
La ignorancia mutua, una educación mejorable, unos gobiernos que han contribuido a la desunión... Muchos factores explican el distanciamiento entre cristianos y musulmanes en Egipto. Desde que empezó la revolución los incidentes contra cristianos se han multiplicado. Unos lo atribuyen el ejército, otros a los jeques que alientan al conflicto desde las mezquitas, otros a las fuerzas contrarrevolucionarias, otros -el ejército- a la mano extranjera. Sea como sea, por medio hay un gran ejercicio didáctico por hacer.

Para Nazif, no hay esperanzas. Se siente "cabreado" con todo lo que está pasando. Declara que antes del día 9 se sentía egipcio, pero que ahora ya no. Quiere irse del país, como tantos otros que lo han hecho en los últimos meses. Maikel no. Afirma que el problema "está en la política y no en la gente" y que Egipto es la tierra de sus antepasados y le pertenece. Kirolos coincide en que la solución es política, pero no se muestra optimista con el ejército que lidera la transición. "Quieren mantenernos lejos de lo que importa para fortalecer su poder, pero la gente está dispuesta a morir. No vamos a callar más", afirma.

Nazif zanja la cuestión en plan irónico, pero su reflexión resulta interesante: "Cristianos y musulmanes somos tan religiosos porque hay tantas cosas que nos estresan socialmente que tenemos que decir ¡Dios, ayúdame!" El espíritu de la revolución no impone barreras por motivo de religión, la plaza Tahrir es un monumento a la unión de los egipcios. Falta por ver si será respetado.

1 comentario:

  1. Reflexa i fa reflexionar sobre la realitat d'un poble que no només carrega sobre les seves esquenes un conflicte intern, sino també amb uns dirigents intolerants que per el que es veu ja els hi va be que hi sigui aquesta opresió. Desprès es presenten al món com un pais conciliador. Així es la vida i la hipocresia. Molt bona publicació.

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