Me gusta escribir en el blog, pero me gustaría más que algún editor me diese un poco de espacio en un periódico. Y que me pagase por ello.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Acoso al extranjero

Como la lluvia fina, el mensaje del gobierno egipcio va calando entre la gente. Y es que después de cada episodio de violencia, son las manos extranjeras que quieren desestabilizar el país las que cargan con todas las culpas. El resultado de todo ello es que si eres extranjero y andas con una cámara de fotos, tienes todos los números para ser espía.

Los egipcios, en un alto porcentaje, son muy nacionalistas y creen que su país es el mejor del mundo. No en vano, fueron ellos quienes construyeron las pirámides, la gran presa de Aswan o el Canal de Suez. Claro que falta perspectiva pero, ¿qué mejor que sentirte orgulloso de tu país y creer que es el mejor lugar de la tierra? El caso es que los foráneos en el país del Nilo son seres inferiores. No para todos, claro está, pero sí para muchos. El immigrante aquí, gracias a la propaganda institucional, lo único que quiere es dañar Egipto, pero vamos al grano de una vez.

A finales de diciembre las autoridades egipcias registraron 17 oenegés por financiarse con fondos extranjeros. Como consecuencia, más de 40 personas están imputadas y el ambiente en el mundo de la cooperación se ha vuelto muy tenso. Eso sí, los 1.300 millones de dólares de ayuda directa que recibe el ejército egipcio de los Estados Unidos no se ponen en cuestión, y el dinero que fluye desde los países del golfo para financiar a los partidos islamistas no parece preocupar a nadie.

Los periodistas también son blanco de las autoridades. El sábado pasado, Austin Mackell, freelance australiano, se dirigió al pueblo de Mahala, corazón del movimiento obrero por su huelga del año 2008, para seguir desde allí la convocatoria de desobediencia civil convocada por sindicatos, partidos y movimientos revolucionarios. Austin fue retenido por un grupo de ciudadanos junto a su intérprete y un estudiante de doctorado. Finalmente, se les acusó de pagar dinero a los jóvenes del pueblo para crear disturbios y pasaron dos días en comisaría. La estupidez de la acusación se demostró infundada y ahora son libres, pero el daño y el mensaje están ahí.

El día anterior, dos fotoperiodistas italianos fueron retenidos durante horas cuando se dirigían a cubrir una manifestación de protesta en el ministerio de defensa, en El Cairo. Pocos días antes, durante los disturbios que siguieron a la matanza en el estadio de Port Said, un fotoperiodista catalán tambien fue agredido, esta vez por una multitud que creía que era espía. Recordemos también los casos de Guillem Valle, brutalmente agredido en noviembre, o de Marc Font, que tuvo que pasar una noche en comisaría, entre muchos otros.

Estos y otros casos han hecho que Egipto caiga sin freno en 'la clasificación' de libertad de prensa elaborada por Reporteros sin Fronteras. En 2011, fueron 39 posiciones para situarse en el puesto 166, de un total de 179.

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