Me gusta escribir en el blog, pero me gustaría más que algún editor me diese un poco de espacio en un periódico. Y que me pagase por ello.

miércoles, 23 de mayo de 2012

En busca del presidente

"El mejor candidato es Jaled Ali pero votaré a Shafik", decía el camarero de un bar en el centro del Cairo hace unos días. Pese a que el primero, Ali, se encuentre en el extremo izquierdo de los 13 candidatos y el segundo, Shafik, represente la continuación del régimen de Mubarak, este hombre de mediana edad se explicaba mientras servía una cerveza: "No quiero islamistas y como Ali no tiene opciones, votaré a Shafik". Tal es la lógica de muchos egipcios, que votan entre hoy y mañana al primer presidente democráticamente elegido de su historia.

El Candidato Amro Musa. S.C.
Tras la decisión de este camarero se esconde también el deseo de muchos egipcios de recuperar la estabilidad de un país que ha ido a la deriva desde los días que acabaron con Mubarak. No todo el mundo salió a protestar y la falta de cultura democrática hace que los ciudadanos prefieran a candidatos conocidos, como el propio Shafik o el favorito Amro Musa, quien fue ministro de exteriores de Mubarak durante diez años y secretario general de la liga árabe otros diez.

Por todo ello, es difícil prever qué dos candidatos pasarán a la segunda ronda electoral, que se disputará los días 16 y 17 de junio en caso de que nadie consiga la mitad más uno de los votos. En las encuestas, de distintas procedencias y dudosa credibilidad, el mejor situado para plantar cara a Musa es el candidato independiente Abdel Muniem Abul Futuh, ex miembro de los Hermanos Musulmanes con un amplio historial de oposición y que ha sido capaz de seducir a egipcios de diversa ideología, desde el revolucionario y representante de Google, Wael Gonim, hasta los salafistas ultraconservadores del partido Nur.
Voluntarias de la campaña de Abul Futuh. S.C.
"El doctor (Abul Futuh) ha sido capaz de unir a todas las ideologías, las ideas no han muerto", decía Gonim en un mitin de campaña en Alejandría a principios de mes. "Es el mejor para este momento porque es revolucionario y porque es moderado", argumentaba Hend Shahín, una joven estudiante que ha trabajado sin descanso los dos últimos meses como voluntaria de la campaña de Abul Futuh. Efectivamente, pese a que muchos vean al candidato como a un islamista más, su talante moderado y su visión de Egipto a la turca, con un islamismo tolerante y unitario, le convierten en la única esperanza de los que no quieren ver a un continuista en el despacho presidencial y reniegan de los Hermanos Musulmanes.

Precisamente la potente maquinaria de los Hermanos Musulmanes hace que el cuarto en discordia sea su candidato, Mohamed Mursi, quien deberá luchar contra la desconfianza que la cofradía se ha ganado al presentarse cuando siempre prometió que no lo haría. Además, muchos votantes que apoyaron a la hermandad en las parlamentarias, donde arrasaron, no lo harán esta vez porque no quieren que copen todo el poder o bien porque están descontentos con el trabajo realizado en el Parlamento. A pesar de que Mursi no es favorito ni siquiera para pasar a la segunda ronda, los Hermanos siguen siendo fuertes, como demostraron la semana pasada con una cadena humana entre Alejandría, al norte del país, y Asuán, al sur. 

"Mursi se ha preparado durante 15 años y está listo para servir al país", espetaba Mohamed Gamal, informático de 43 años y militante de la hermandad, mientras organizaba un tramo de la cadena humana en el suburbio cairota de Shubra el Jeima. Gamal aseguraba que aquellos que recelen de un islamista en el poder "tienen que saber cómo funciona una sharía (ley islámica) real y bien organizada, donde nadie fuerza a nadie y la religión es algo personal".

Participantes en la cadena humana en favor de Mursi. S.C.
En resumen, y salvo sorpresa mayúscula, los egipcios están votando entre Amro Musa, que se define como "revolucionario" pese a su historial afín al régimen de Mubarak y que ha centrado su campaña en los pobres; Abdel Muniem Abul Futuh, islamista moderado con un amplio historial de oposición; Ahmed Shafik, continuista que propone "seguridad y orden"; Mohamed Mursi, que aboga por el islam como solución a los problemas del país y representa a los Hermanos Musulmanes. El quinto en discordia, que ha subido en intención de voto en las últimas encuestas, sería el candidato nacionalista de tendencia socialista Hamdín Sabahi.

El ejército, la constitución y los revolucionarios
Ante el escenario electoral se plantea una duda: ¿Qué poderes tendrá el presidente? El Consejo Militar que rige el país se ha guardado la posibilidad de decretar las reformas constitucionales que regularán los poderes presidenciales, puesto que la asamblea constitucional que debe escribir la carta magna antes del 30 de junio todavía no se ha formado. Es decir, los egipcios están eligiendo a un presidente cuyas funciones no están claras.

Entre tanto, el microcosmos bloguero y de las redes sociales se debate entre boicotear o no las elecciones y dedica su tiempo a huelgas de hambre en solidaridad con los detenidos y encarcelados durante los últimos enfrentamientos con los militares. Hermas Fawzy, activista que boicoteará las elecciones y que el domingo se unió a las 24 horas de huelga de hambre, lo tiene claro: "No voy a votar porque estoy seguro de que las elecciones no serán limpias. No quiero participar en ese juego. Además, participar quiere decir legitimar, lo que supone la tumba para la revolución".

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