El Candidato Amro Musa. S.C. |
Tras la
decisión de este camarero se esconde también el deseo de muchos egipcios de
recuperar la estabilidad de un país que ha ido a la deriva desde los días que
acabaron con Mubarak. No todo el mundo salió a protestar y la falta de cultura
democrática hace que los ciudadanos prefieran a candidatos conocidos, como el
propio Shafik o el favorito Amro Musa, quien fue ministro de exteriores de
Mubarak durante diez años y secretario general de la liga árabe otros diez.
Por
todo ello, es difícil prever qué dos candidatos pasarán a la segunda ronda
electoral, que se disputará los días 16 y 17 de junio en caso de que nadie consiga
la mitad más uno de los votos. En las encuestas, de distintas procedencias y
dudosa credibilidad, el mejor situado para plantar cara a Musa es el candidato
independiente Abdel Muniem Abul Futuh, ex miembro de los Hermanos Musulmanes
con un amplio historial de oposición y que ha sido capaz de seducir a egipcios
de diversa ideología, desde el revolucionario y representante de Google, Wael
Gonim, hasta los salafistas ultraconservadores del partido Nur.
Voluntarias de la campaña de Abul Futuh. S.C. |
"El
doctor (Abul Futuh) ha sido capaz de unir a todas las ideologías, las ideas no
han muerto", decía Gonim en un mitin de campaña en Alejandría a principios
de mes. "Es el mejor para este momento porque es revolucionario y porque
es moderado", argumentaba Hend Shahín, una joven estudiante que ha
trabajado sin descanso los dos últimos meses como voluntaria de la campaña de
Abul Futuh. Efectivamente, pese a que muchos vean al candidato como a un
islamista más, su talante moderado y su visión de Egipto a la turca, con un
islamismo tolerante y unitario, le convierten en la única esperanza de los que
no quieren ver a un continuista en el despacho presidencial y reniegan de los
Hermanos Musulmanes.
Precisamente
la potente maquinaria de los Hermanos Musulmanes hace que el cuarto en
discordia sea su candidato, Mohamed Mursi, quien deberá luchar contra la
desconfianza que la cofradía se ha ganado al presentarse cuando siempre
prometió que no lo haría. Además, muchos votantes que apoyaron a la hermandad
en las parlamentarias, donde arrasaron, no lo harán esta vez porque no quieren
que copen todo el poder o bien porque están descontentos con el trabajo
realizado en el Parlamento. A pesar de que Mursi no es favorito ni siquiera
para pasar a la segunda ronda, los Hermanos siguen siendo fuertes, como
demostraron la semana pasada con una cadena humana entre Alejandría, al norte
del país, y Asuán, al sur.
"Mursi
se ha preparado durante 15 años y está listo para servir al país",
espetaba Mohamed Gamal, informático de 43 años y militante de la hermandad,
mientras organizaba un tramo de la cadena humana en el suburbio cairota de Shubra
el Jeima. Gamal aseguraba que aquellos que recelen de un islamista en el poder
"tienen que saber cómo funciona una sharía (ley islámica) real y bien
organizada, donde nadie fuerza a nadie y la religión es algo personal".
Participantes en la cadena humana en favor de Mursi. S.C. |
En
resumen, y salvo sorpresa mayúscula, los egipcios están votando entre Amro
Musa, que se define como "revolucionario" pese a su historial afín al
régimen de Mubarak y que ha centrado su campaña en los pobres; Abdel Muniem
Abul Futuh, islamista moderado con un amplio historial de oposición; Ahmed
Shafik, continuista que propone "seguridad y orden"; Mohamed Mursi,
que aboga por el islam como solución a los problemas del país y representa a
los Hermanos Musulmanes. El quinto en discordia, que ha subido en intención de
voto en las últimas encuestas, sería el candidato nacionalista de tendencia
socialista Hamdín Sabahi.
El
ejército, la constitución y los revolucionarios
Ante el
escenario electoral se plantea una duda: ¿Qué poderes tendrá el presidente? El
Consejo Militar que rige el país se ha guardado la posibilidad de decretar las
reformas constitucionales que regularán los poderes presidenciales, puesto que
la asamblea constitucional que debe escribir la carta magna antes del 30 de
junio todavía no se ha formado. Es decir, los egipcios están eligiendo a un
presidente cuyas funciones no están claras.
Entre
tanto, el microcosmos bloguero y de las redes sociales se debate entre
boicotear o no las elecciones y dedica su tiempo a huelgas de hambre en
solidaridad con los detenidos y encarcelados durante los últimos
enfrentamientos con los militares. Hermas Fawzy, activista que boicoteará las
elecciones y que el domingo se unió a las 24 horas de huelga de hambre, lo
tiene claro: "No voy a votar porque estoy seguro de que las elecciones no
serán limpias. No quiero participar en ese juego. Además, participar quiere
decir legitimar, lo que supone la tumba para la revolución".
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