Me gusta escribir en el blog, pero me gustaría más que algún editor me diese un poco de espacio en un periódico. Y que me pagase por ello.

martes, 3 de febrero de 2015

He escrito un tuit

He escrito un tuit sobre la ejecución del piloto jordano, Moaz al Kasasbeh, por parte del Estado Islámico. En realidad eran dos:

El primero:
El segundo:

La cuestión es que Antonio Pampliega me lo ha recriminado, seguramente con razón:

Quiero aclarar que no justifico de ninguna manera la ejecución del piloto jordano. Y mucho menos las formas. Lo que quería decir es que me parece normal que en una guerra se mate al enemigo capturado, pese a la legislación internacional que así lo impide. Siempre se ha hecho y, lamentablemente, siempre se hará. Porque el ser humano hace la guerra desde que es ser humano y comete barbaries desde que es ser humano.

Pero hay una diferencia en esta gente, auto denominada 'Estado Islámico', que son las formas; ese regocijo con el que actúan; esa sensación de que disfrutan asesinando a la gente a sangre fría y mostrarlo al mundo por internet. Esa diferencia hace que se nos revuelvan las tripas. Toda esa gente que no piensa o actúa como ellos, esos periodistas, cooperantes, colegas, asesinados de esa forma tan cruel...

Dicho esto, asumo mi torpeza lingüística en los tuits. Un pero justifica una acción y yo he escrito pero. Disculpas.

lunes, 2 de febrero de 2015

Shaima

He publicado dos historias sobre la muerte de Shaima y su icónica foto. La primera, en El Confidencial, aquí.

La segunda en La Vanguardia:


martes, 28 de octubre de 2014

En el nuevo viejo Egipto

En la pasada asamblea general de las Naciones Unidas, el presidente egipcio, Abd el Fatah el Sisi, dijo que "nuestro objetivo es construir un nuevo Egipto [...] Un estado que respete los derechos y las libertades, honore sus deberes, y asegure la coexistencia de sus ciudadanos sin exclusión ni discriminación". También recordó que todo ello se debía a las dos grandes revoluciones del pueblo egipcio, "una para acabar con la corrupción y el despotismo", y la otra para "rechazar la tiranía" de los Hermanos Musulmanes.

El problema reside en que los derechos y las libertades parecen cercenadas y el simple acto de protestar, que es el que al fin y al cabo llevó a Sisi a la presidencia, está prohibido. Egipto no permite ninguna muestra pública de oposición, como ha dejado claro el tribunal que ha encerrado tres años a 23 manifestantes por protestar, precisamente, contra la ley de protestas. Entre los sentenciados hay gente tan peligrosa como Sana Seif, hija de una conocida familia activista y editora de 'The Square' primer documental egipcio nominado a los premios Oscar, Yara Salam, activista y trabajadora pro derechos humanos, o Anno, un bailarín de danza contemporánea.


Hermano de Sana Seif es Alaa Abd el Fatah. Ambos son hijos de activistas e impulsores del alzamiento contra Mubarak de 2011. Alaa ha pasado por la cárcel con Mubarak de presidente, con la junta militar post revolución, con los hermanos musulmanes de Mohamed Morsi y con Sisi. De hecho, le sentenciaron a 15 años por manifestarse (en una protesta previa a la de la detención de su hermana Sanaa) pero le soltaron bajo fianza justo antes de la asamblea general de las Naciones Unidas en lo que muchos interpretaron como un gesto de buena voluntad del presidente Sisi ante las presiones estadounidenses en pro de las libertades civiles. Pues bien, Alaa y otros 23 manifestantes han vuelto a la cárcel.

Y es que Sisi y su gobierno han vuelto al viejo discurso del 'conmigo o contra mi', especialmente tras los dos atentados que causaron 33 muertos en el Sinaí.  Como ya había sucedido antes, la lucha contra el terrorismo lo justifica todo y, por eso, Sisi ha firmado un decreto presidencial que extiende el poder de control del ejército sobre la vida civil del país. Durante los dos próximos años, el ejército podrá enviar a los tribunales castrenses a civiles que atenten contra instalaciones claves del estado como carreteras, puentes, ferrocarriles, estaciones eléctricas... Hasta ahora, solo tenía el poder de hacerlo en ataques directos contra personal militar o sus instalaciones.

Por cierto, también podrá intervenir en casos de obstrucción de carreteras, es decir, manifestaciones.

No son estas las únicas amenazas que caen sobre los egipcios. Una nueva ley monitoreará de cerca las actividades y los fondos de las oenegés, poniéndolas contra las cuerdas. Además, una modificación del código penal prevé penas de cadena perpetua para aquellos que pongan en peligro el ambiguo "interés nacional" y reciban dinero del exterior.

La represión no termina ahí. La caza de brujas contra los hermanos musulmanes o todo aquél que se le parezca continúa (unos 40.000 arrestados desde el golpe de estado). También los estudiantes y sus protestas son fuertemente reprimidos y la presencia de policía en los campus no se discute. Se acaba de saber que los estudiantes expulsados de las universidades no podrán matricularse en instituciones privadas, violando así el derecho a la educación.

Este es el nuevo viejo Egipto. Hijo, según repite el discurso oficial, de las dos revoluciones del gran pueblo egipcio. Una, en 2011, que acabó con la corrupción y el despotismo, y otra, en 2013, que rechazó la tiranía de los Hermanos Musulmanes. Este es el nuevo viejo Egipto democrático en el que, por supuesto, los medios de comunicación están ahí para vigilar de cerca al poder (ironía).

Ilustración de Karl Sharro, tuitero satírico libanés.






jueves, 9 de octubre de 2014

Huelga de Hambre en Egipto.


Crónica publicada en Berria el 28 de Setiembre

El día que Mohamed Sultán cumplía un año detenido, Sarah Mohamed, pariente lejana, pensaba que tenía que hacer algo por él. Aquel día, 25 de agosto, la hermana y la madre del conocido activista Alaa Abd el Fatah anunciaron que se unían a la huelga de hambre que Alaa había iniciado semanas antes en su celda de la cárcel cairota de Tora. Sarah no se lo pensó y ella misma inició su huelga de hambre.

Pocos días después, Alaa, sentenciado a 15 años por acudir a una manifestación, fue puesto en libertad bajo fianza, pero las decenas de activistas que para entonces habían empezado su huelga de hambre no lo iban a dejar hasta que todos los presos fuesen liberados. “Lo hacemos para que (los presos) sientan nuestro apoyo, no es por Alaa o Mohamed”, asegura Sarah, dispuesta a seguir sin comer hasta que “la salud lo permita”.

Hace dos semanas, encontraron a Mohamed Sultán tirado en su celda, inconsciente y sangrando por la boca. Fue el primero en iniciar la huelga de hambre en las cárceles egipcias hace ya más de 240 días. Tras él, hasta 170 presos políticos se han sumado a la protesta, según Marwa Arafa, coordinadora de la campaña de apoyo a los presos 'Hemos tenido suficiente'. Sultán, egipcio-estadounidense, fue detenido en su casa poco después de la masacre de Rabaa el Adawiya de agosto de 2013, cuando las fuerzas de seguridad expulsaron violentamente una protesta de partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi, matando a más de 700 personas en un solo día. A quien iban a buscar cuando le detuvieron, por eso, no era a Mohamed, sino a su padre Ahmed Sultán, miembro de la cofradía.

En la sede que el partido político Pan y Libertad tiene en el centro del Cairo, cinco jóvenes han montado su improvisado campamento. Viven allí para apoyarse mútuamente, ya que están en huelga de hambre. Uno de ellos, Ahmad Mamdouh, estudiante de medicina en su sexto año, toma la presión y examina los niveles de glucosa en sangre de sus compañeros un par de veces al día para comprobar que todo vaya bien. “Por lo general, solo bebemos agua, té sin azúcar o manzanilla, pero a veces tomamos rehidratantes y suplementos vitamínicos V-12 para evitar daños graves”, cuenta Ahmad.

En realidad, la huelga de los más de 100 activistas que se han sumado a ella fuera de la cárcel es bastante laxa. Muchos, como Ahmed, se toman “días libres” para tratar de recuperar energías antes de comenzar otra vez. Otros, por parejas, hacen turnos de una semana y los más se suman simbólicamente por periodos de 24 o 48 horas. “No es una buena forma de protesta, tiene su riesgo, pero no podemos hacerlo en la calle, así que es una estrategia distinta”, dice Ahmed.

Además de solidaridad con los presos, la huelga de hambre egipcia es también una forma de pedir la abolición de la ley de protestas, que impide de facto cualquier manifestación de oposición al gobierno del ex general Abd el Fatah el Sisi. Bajo esa ley encerraron a Alaa abd el Fatah, que ha pasado por la cárcel en la época de Mubarak, en la del gobierno militar que siguió a la revolución, en la época de Mohamed Morsi y ahora con Sisi. También encerraron a la activista alejandrina Mahienour al Masry, quien, como Alaa, ha sido liberada recientemente tras una extraña decisión judicial. Muchos creen que la liberación de los dos activistas está relacionada con las presiones del secretario de estado estadounidense, John Kerry, quien hace unos días pidió públicamente la liberación del líder del movimiento revolucionario 6 de abril, Ahmed Maher, que también cumple condena en las cárceles egipcias.

Además del partido 'Pan y Libertad', donde Ahmed y sus colegas cumplen con la huelga, al menos otros 7 partidos de izquierdas han mostrado su apoyo a la campaña, incluido el del único rival de Sisi en las elecciones presidenciales de la primavera pasada, Hamdín Sabahi. Muchos sindicatos profesionales, como el de médicos, periodistas, ingenieros o abogados, también han sumado su apoyo a la campaña, ya que de una forma u otra se ven afectados por la ley de protesta.

Amer el Shura, del sindicato de médicos, justifica su apoyo por la detención en le último año de 270 profesionales médicos, de los cuales han sido liberados a fecha de hoy 66. “Hemos tenido numerosos avisos desde las cárceles de casos de infecciones y enfermedades variadas y hemos pedido al fiscal general visitar las cárceles para tratar a los presos, pero nos lo han denegado”, cuenta Amer, quien asegura que los presos no tienen acceso a la sanidad. “Por ley, nuestro sindicato es responsable de monitorear la sanidad pública, pero no tenemos acceso a instalaciones militares, del Ministerio del Interior ni cárceles”, asegura el galeno, quien se ha sumado a la huelga de hambre durante 24 horas.

Después de la ronda médica de Ahmed a sus colegas, el joven de 22 años coge sus bártulos y se dirige al sindicato de periodistas. En el lobby del majestuoso edificio, los informadores en huelga de hambre, 19 hasta la fecha, se reúnen unas horas al día para charlar y apoyarse unos a otros. Ahmed les toma la presión y les pincha en el dedo para medir la glucosa. Todo correcto. Omar el Naghy, un freelance en huelga dice que la ley también impide el trabajo de los informadores. “Va contra nuestros derechos democráticos”, dice mientras se fuma un cigarrillo. “Podemos dejar de comer, pero es muy difícil dejar de fumar”, explica Ahmed.

En una visita a los cinco huelguistas del partido Libertad y Justicia, posterior a la publicación de esta crónica, me comunicaron que romperían el ayuno con motivo de la fiesta del cordero. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

Zeer News

Zeer News es un colectivo que nace con la idea, un tanto hippie, de hacer periodismo en equipo. Somos un grupo de gente freelance sin recursos, que a duras penas ganamos para llegar a fin de mes, pero tenemos la ilusión y las ganas de llegar a la meta en esta carrera de fondo que es el periodismo. Nosotros, por lo general, no sacamos grandes historias porque no podemos pagar un fixer (o varios, como algunos), pero poco a poco vamos evolucionando.

Zeer nació de la mente de Alessandro Accorsi y Costanza Spocci, a quien se unieron Giovanni Piazzese y Giulia Bertoluzzi... ¡Menuda panda de italianos! Luego se unió Max Siegelbaum, para poner un poco de sensatez anglosajona, y, finalmente, un servidor.

Pues eso, que a base de organización, estrés y mucho trabajo, el equipo de Zeer News está muy orgulloso de su trabajo en la cobertura de las elecciones presidenciales egipcias, así que voy a recopilar todo lo que hemos hecho estas últimas semanas. Y lo hago por si te interesa, pero sobretodo para que quede bien guardado en este rincón de internet:

Para nuestro gozo, ha sido muy importante la confianza que nos ha dado un nuevo medio online, Middle East Eye, que por cierto es muy recomendable para seguir lo que pasa en la zona.

-Con ellos hemos publicado sobre la campaña popular, y no tan popular, del que será nuevo presidente, Abdelfatah el Sisi: The roots of Sisi's support.

- También, como no podía ser de otro modo, hemos seguido al voluntarioso candidato Hamdín Sabahi, a quien hay que aplaudir por su constancia: Profile: Hamdeen Sabbahi, Egypt's other candidate.

- No nos hemos olvidado de los que no votan, sobretodo los islamistas, que ahora mismo sufren una caza de brujas a gran escala en el país: Egypt's 'blind' justice leads many to boycott polls.

- También hemos hecho una serie de entrevistas a modo de seguimiento de la primera y segunda jornada electoral.

- Por último, como somos gente multimedia, hemos hecho un par de vídeos que recogen las impresiones de los votantes de un y otro candidato.

Esto no es todo, amigos. Somos mayoría italiana y lo hemos aprovechado. En algunos casos, hemos utilizado lo que habíamos reporteado para MEE, pero... ¿qué tiene de malo?

- En Repubblica, hablamos de las campañas de Hamdín y de Sisi. También hicimos un video sobre la campaña popular de este último.

Y luego, los chicos italianos también han publicado en Pagina 99, Europa QuotidianoIl Caffè y Nigrizia.

No está mal, ¿verdad? Tenemos otros temas en el tintero, a punto de ver la luz, así que puedes visitar nuestra web y nos puedes seguir en Facebook y en Twitter. Además, te irá bien para aprender italiano, que no es tan difícil y tiene una canción...

P.D: Es una lástima, pero no hay ningún link a un medio del sur de los Pirineos. No sé si dejarlo por imposible.

lunes, 26 de mayo de 2014

Previa electoral: Mahienour está en la cárcel

La venganza es un plato que se sirve frío y el Estado egipcio lo sabe, porque es lo que ha hecho encarcelando a Mahienour al Masry. Este simple hecho, el de encarcelar a opositores, digo, no es extraño en Egipto, más bien cotidiano, pero el caso de esta chica esconde un profundo simbolismo.

Porque Mahienour es una revolucionaria de verdad.


Su nombre está ligado al de Khaled Said, a quien se compara con Mohamed Bouazizi. Si la muerte del segundo, quemándose a lo bonzo, hizo saltar la chispa de la revuelta en Túnez, se puede decir que la del primero sumó un motivo al hartazgo general que dirigió a los egipcios a la plaza Tahrir.

Pero Khaled Said no se suicidó. A Khaled Said lo mataron dos policías que entraron en el cibercafé donde estaba blogueando para después sacarle a la calle y acabar propinándole una paliza fatal.

“Mahienour fue esencial en el movimiento que se creó tras la muerte de Khaled Said. Ella fue la primera en convocar una manifestación en solidaridad con la familia”, cuenta Aida Seif, una mujer en sus sesenta que fundó, hace más de 20 años, el Centro Nadeem para la Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura, y que ahora está metida de lleno en el movimiento que exige la liberación de la activista.

Los policías que mataron a Khaled debieron creer que saldrían de rositas, como salen casi todos en este país. La causa oficial de la muerte de Khaled, en un principio, era que se había drogado, pues habían encontrado un paquete con drogas en su cuerpo. Una invención para encubrir a los oficiales.

Pero la revuelta estalló y la calle pidió justicia. El caso de Khaled era demasiado simbólico y los dos policías fueron condenados a penas de siete años de cárcel, al contrario que las decenas de policías de mayor o menor rango que han sido absueltos, en los últimos años, de los cargos de asesinato de manifestantes.

Tal como llegó, la revuelta se fue apagando y la calle egipcia se dio cuenta de que poco o nada había cambiado. Los militares creyeron que las manifestaciones en contra del Hermano Musulmán, Mohamed Morsi, les dotaban de legitimidad, y se quitaron la máscara. Dieron, primero, un golpe de estado aplaudido abastamente en la calle y, después, reinstauron las políticas totalitarias y las costumbres más oscuras del régimen de Mubarak.

Tras la masacre de Rabaa y la posterior caza de brujas contra los Hermanos Musulmanes, cuyos miembros pueblan las cárceles del país, el nuevo antiguo régimen inventó también una arma contra la tercera vía, aquella que quiere un país democrático de verdad, sin imposiciones islamistas ni militares, y sacó la ley de protesta.

Con este panorama, el abogado de los policías que mataron a Khaled Said vio la oportunidad para sacarles de la cárcel. Dijo que el chaval se había suicidado y que todo había sido un complot sionista para acabar con el régimen de Mubarak. Resucitó aquello de que Khaled se había drogado y consiguió una revisión del juicio a principios de 2014.

Mahienour, claro, protestó delante del juzgado el día de la vista. La arrestaron junto a otros activistas y la condenaron a dos años de cárcel por protestar. Porque protestar está prohibido. Pero no fue a la cárcel directamente, por la apelación. Mahienour vivió durante meses con la condena, hasta la semana pasada, cuando el juez ratificó la sentencia de dos años.

Así es como el Estado se ha vengado de una chica incansable. Sus protestas por la muerte de su conciudadano alejandrino “encendieron la chispa de la revolución del 25 de enero”, como dice Aida Seif, y hoy, tres años después, sus protestas contra la revisión del juicio a los policías que le mataron la han llevado a la cárcel. “Dice algo de dónde estamos ahora con respecto al 25 de enero (de 2011, fecha de la revuelta que acabó con Mubarak)”, cuenta Seif, resignada.

Porque Mahienour es una revolucionaria de verdad. Porque, después de ser sentenciada, rehusaba hablar sobre ella y continuaba ayudando a todo aquél que se lo pedía, incluido un servidor. Porque, desde su posición de abogada, ha estado siempre al lado de los obreros explotados, de la gente que iba a ser desalojada de su casa, de los refugiados sirios... Y siempre con optimismo, con una sonrisa perpetua.

Seguro que Mahienour estará contenta porque los policías que mataron a Khaled Said siguen en la cárcel. Seguro que cuando ella salga, cuando sea, seguirá luchando contra las injusticias, porque como ella dice, “no nos gustan las cárceles, pero no les tenemos miedo”.

P.D.: Ah, sí, esto es la previa de las elecciones... Bien, los egipcios están votando en estos momentos al hombre que simboliza todo aquello contra lo que Mahienour ha luchado.

viernes, 10 de enero de 2014

Notas del juicio a Morsi

Tomé algunas notas en el segundo acto del juicio a Mohamed Morsi (y a otros miembros de los Hermanos Musulmanes) por la muerte de manifestantes durante unos disturbios frente al palacio presidencial. No las he elaborado ni las he convertido en una crónica, pero creo que sirven por sí mismas para hacerse una idea del estado de las cosas.

Tras superar cuatro controles de seguridad y dejar en consigna teléfonos y aparatos electrónicos, accedimos al recinto donde se celebra el juicio, en una academia de policía a las afueras de El Cairo. Ahí van las notas que tomé durante el acto:

-Gritos, discusiones, abogados que se ponen la toga, decenas de policías que intentan poner orden.

-De repente, una avalancha. Todo el mundo avanza una fila... ¿para qué? Es imposible que todo el mundo esté sentado y callado a la vez.

-Las primeras filas, ocupadas por abogados. Después, hombres vestidos de civil con gorras negras (¿policías?). Después, los periodistas.

-Todo ello en una gran sala entarimada como una vieja aula universitaria, con una gran estructura de metal a la izquierda construida para el juicio a Mubarak.

-"No hay sistema", comentan unos periodistas egipcios que han llegado a las 7 de la mañana. Son casi las 11 y hace un par de horas que debería haber comenzado el juicio.

-Hay gente que fuma, gente (seguridad) que dice que no se fume, e incluso gente que fuma y pide que no se fume.

-Se oye una voz. Es Hossam el Erian, uno de los acusados. Dice que el juicio es político, entre otras cosas que no entiendo. Una señora empieza a chillar y le increpa. Empiezan los gritos de nuevo, incluidos los de un hombre con toga.

-La estructura de hierro impide ver a los acusados, entre los que no está el expresidente.

-Hay un parón. El abogado que ha increpado a El Erian responde a los periodistas. A gritos, claro. Se llama Rami Ganim.

-11:10h. Llamada al orden. Un policía pide a los periodistas que se sienten. Uno de ellos le insulta. Es imposible. Los acusados chillan.

-Alguien coge el micrófono desde la mesa presidencial para decir, cabreado, que el juicio se aplaza hasta el 1 de febrero. Aparentemente, las condiciones meteorológicas han impedido el traslado de Morsi desde Alejandría. Se acaba la sesión.

-Algunos periodistas hacen preguntas a los acusados, que responden. A gritos, claro.

-El show ha sido lamentable. Han hecho bien en prohibir la entrada de teléfonos y cámaras para no mostrarlo al mundo.